miércoles, 13 de julio de 2011

RESPETO



Respeto
Veneración, acatamiento que se hace a alguien. 2. m. Miramiento, consideración, deferencia.
Fuente:Diccionario de la Real Acaemia Española

Podriamos pensar que faltar al respeto es simplemente tener malos modales. Claro, hablar con la boca llena, presentarnos sucios a la escuela o el trabajo, o empujar a los otros para pasar son conductas irrespetuosas. Sin embargo, significan poco en comparacion con las verdaderas faltas de respeto: tocar a alguien sin su consentimiento; burlarnos de una religion, de un trabajo o una forma de vida diferente a la nuestra, querer utilizar a los dem·s como medios para nuestros planes, abusar de quienes estan en desventaja (los ancianos, las personas enfermas, los ninos muy pequenos, los animales). Debes evitarlo siempre. A veces la mejor forma es seguir las reglas. Pero pensar siempre “debo hacer esto”, “no debo hacer lo otro” es solo el primer paso. El gran progreso en la busqueda del respeto no esta en la inteligencia, sino en el corazon: el amor a los demas sirve de guia e inspiracion para cuidarlos y honrarlos por formar parte de la vida.

Viviendo el valor

El valor del respeto se ejerce cuando mostramos aprecio y cuidado por el valor de algo o de alguien. Puede estar dirigido hacia los derechos y la dignidad de las demas personas, hacia los de nosotros mismos y tambien hacia el entorno natural, incluyendo las plantas y los animales que lo integran. Nos ayuda a conservar intacto aquello que mas apreciamos en la vida; nos ensena a reconocer aquello que m·s aprecian los demas. Puede vivirse en forma colectiva —entre un pais y otro— o individual —entre dos personas—.

Conoce a

Miguel Ángel de Quevedo: el respeto a la naturaleza
(1862-1946)

A fines del siglo XIX era raro que las personas tomaran en cuenta la importancia del medio natural y sus riesgos a causa de la acción humana. Miguel Ángel de Quevedo fue el pionero mexicano de lo que hoy se llama ecología: un conjunto de investigaciones y acciones para cuidar la naturaleza.

Egresado de la carrera de Ingeniería, creó la Junta Central de Bosques, dedicada a prevenir la tala indiscriminada y procuró que la ciudad de México tuviera más jardines y áreas verdes. Además, estableció un vivero de cedros, pinos, acacias, eucaliptos y tamariscos que permitió plantar 2.4 millones de árboles en 1914. En un proceso paralelo creó escuelas para capacitar a los guardabosques en el cuidado de éstos y la prevención de incendios forestales. En el plano gubernamental persuadió a los legisladores de 1917 para incluir a la idea de la protección al ambiente en la Constitución. A él se le debe el Sistema Mexicano de Parques Nacionales: entornos naturales protegidos en beneficio de sus plantas y animales.

Gran parte de su obra sigue vigente en el México contemporáneo. Se le llama, con toda justicia, el “apóstol del árbol”.

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