miércoles, 13 de julio de 2011

ACTIVIDAD PARA LA VIDA DIARIA RESPONSABILIDAD

Mi valor
 
Ya leíste el cuento del leñador responsable, ya conociste a los médicos que ayudan a la humanidad y al perro Hachi tan fiel a su dueño. Ya tienes la información básica sobre los valores de responsabilidad, compromiso y fidelidad… Ahora se trata de que te hagas dueño de ellos.

  • Haz una lista de lo que te corresponde hacer en casa, explica para qué y la importancia de tu ayuda.
  • Anota nuevas responsabilidades que te gustaría tener dentro y fuera del hogar.
  • Consigue permiso para tener una mascota. Tu responsabilidad con ella aumentará su fidelidad.
  • Haz las tareas escolares por tu cuenta y sólo en caso indispensable solicita ayuda a tus padres.

Experiencias que valen
Escribe qué aprendiste en este capítulo. ¿Qué te llamó más la atención?
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Escribe una experiencia que tuviste con los valores de responsabilidad, compromiso y fidelidad después de leer este capítulo.
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ACTIVIDAD PARA LA VIDA DIARIA RESPETO

Para la vida diaria

Sigue las reglas que se siguen en tu grupo o tu comunidad, como guardar silencio en determinadas circunstancias o respetar las areas y servicios creados para las personas discapacitadas.

No aceptes ninguna actitud ofensiva o humillante: nadie debe hablarte a gritos o con groserias. Mas aun: nadie debe quitarte tus planes y las buenas ideas que guian tu vida (la vocacion por una carrera o el interes por un deporte).

Las leyes estan hechas para respetarse. Hazlo siempre y recomiendalo a tu entorno.
Aprende a ser amable y afectuoso con tu entorno: no arrojes basura en la calle, ten consideracion de los mayores, de las plantas, de las mascotas. Construye poco a poco el mundo donde quieres vivir.

COMPROMISO


Una persona comprometida es aquella que cumple con sus obligaciones haciendo un poco más de lo esperado al grado de sorprendernos, porque vive, piensa y sueña con sacar adelante a su familia, su trabajo, su estudio y todo aquello en lo que ha empeñado su palabra.

Todos tenemos compromisos de diversa índole y según el estado de la persona (como padres de familia, hijos, trabajadores, estudiantes, etc.) Aún así, hay personas que esperan exista un contrato, una promesa o una ineludible consecuencia para saberse con un compromiso, como la celebración del matrimonio, la firma en el contrato de trabajo, el inscribirse en la escuela o el nuevo hijo que nacerá próximamente.


El hecho de aceptar formalmente un compromiso, hace suponer que se conocen todos los aspectos, alcances y obligaciones que conlleva. La realidad es que creemos cumplir a conciencia por ajustarnos a un horario, obtener un sueldo, asistir a la escuela y estar un rato en casa. Casi siempre, la falta de compromiso se debe a descuidos un tanto voluntarios, pero principalmente a la pereza, la comodidad y al egoísmo.


No basta con cumplir con lo previsto, lo estipulado, lo obvio... todo compromiso tiene muchas implicaciones, pensemos un instante en aquellos que son los más importantes que tenemos.

¡Cuántos son los compromisos y cuántas cosas implican! Si parece mucho, hemos vivido con los ojos cerrados a la responsabilidad y pensando sólo en recibir beneficios, con el temor a dar más de nosotros mismos. Seamos honestos, en esto no existe temor sino egoísmo.


La persona comprometida es generosa, busca como dar más afecto, cariño, esfuerzo, bienestar... en otras palabras: va más allá de lo que supone en principio el deber contraído. Es feliz con lo que hace hasta el punto de no ver el compromiso como una carga, sino como el medio ideal para perfeccionar su persona a través del servicio a los demás.
 

INTEGRIDAD

Autonomia

integridad s. f.
  Honradez y rectitud en la conducta: los políticos deben ser personas de gran integridad.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

La palabra integridad viene de la misma raíz latina que entero, y sugiere la totalidad de la persona. Así como hablaríamos de un número entero, también podemos hablar de una persona entera, no dividida. Una persona de integridad vive correctamente, no está dividida, ni es una persona diferente en circunstancias diferentes. Una persona de integridad es la misma persona en privado que lo que es en público.

El libro Inteligencia Emocional for rookies (LID Editorial) define la integridad como mantener la coherencia entre lo que sientes, lo que dices, lo que haces y poseer el valor de rematar las cosas de la manera que nos parece más apropiada.
Se puede estar o no de acuerdo con esta definición. Pero hay más. Más aspectos, según este libro,  que definen a una persona como íntegra que tan bien desglosa la revista Emprendedores (nº 152. mayo 2010) y que desde luego tiene poca discusión:
- Demuestra pasión por lo que crees y atente a tus principios.
- Admite cualquier sentimiento de incomodidad o conflicto interior y hazles frente.
- Pregunta a los demás qué esperan de ti.
- Reconoce lo que puedes hacer y lo que no, y sé abierto respecto hacia los demás.
- Cumple siempre las promesas.
- Asume las responsabilidad, marca hitos y mediciones.
Y si de paso, nos comportamos con ética, respetando las reglas y la legalidad, tal vez las cosas vayan cambiando.

IGUALDAD

Equidad

Igualdad
Material para pensar
Fuente: www.valores.com.mx

Igualdad. Principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos. Justicia. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Respeto. Miramiento, consideración, deferencia.
—Diccionario de la Real Academia Española

¿Qué sabes de estos valores?
Lo vives todos los días en cada una de tus actividades. Sabes, por ejemplo, que tienes el derecho de acudir a la escuela para aprender nuevas cosas. Sabes también que tienes obligación de ayudar a tus padres para facilitar tu propia vida y la de tu familia. También lo percibes en lo que ocurre a tu alrededor. Tus vecinos tienen derecho a los servicios públicos (suministro de agua, recolección de basura, alumbrado), pero también tienen la obligación de cubrir las cuotas que les corresponden, mantener limpia la calle y no afectar las propiedades de los demás. Este conjunto de obligaciones y derechos sirve de base a la vida en sociedad y organiza nuestras acciones. Pero también está aquello que cada quien consigue por sus méritos. La justicia consiste en dar a todos lo mismo, en general, y la equidad en darle a cada quien lo que merece. Tú las practicas de forma natural, sólo requieres orientarlas de la mejor manera.

La igualdad y tú
¿Cómo lograrlo? El primer paso consiste en el reconocimiento de la igualdad: todos los seres humanos son iguales y en esa medida deben tener las mismas oportunidades para realizar sus metas. Cuando ese reconocimiento se pierde es necesario aplicar la justicia; no siempre se trata de acudir ante los tribunales, sino de un principio práctico que debe usarse a cada momento mediante una revisión constante de las condiciones en que vivimos nosotros y en que viven los demás y reorientarlas si es necesario para apoyar a quien está en desventaja, con un principio de equidad. Todos estos valores parten de un principio esencial: el respeto, la consideración que merecen los demás, y la que merecemos nosotros. Estas acciones comienzan en nuestra casa, se extienden a la calle y, en el mejor de los casos, deberían abarcar al mundo.

 
Carla del Ponte: en busca de justicia Ejemplo de la valiosa integración de la mujer a grandes responsabilidades frente a la sociedad, y promotora de la equidad y la justicia internacionales, en los últimos años ha destacado la figura de la abogada suiza Carla del Ponte (1947-). Estudió derecho en Berna, Ginebra y el Reino Unido. Como fiscal de tribunales internacionales ha luchado por combatir a la delincuencia organizada y castigar a los responsables de los crímenes cometidos durante las guerras de Ruanda y los Balcanes aun poniendo en riesgo su propia vida. En sus palabras, “la justicia para las víctimas y los sobrevivientes [de la guerra] requiere esfuerzos nacionales e internacionales”.

HONESTIDAD

Honestidad

Honestidad
Cualidad de honesto. Honesto (Dellat. honestus) adj. Decente o decoroso. Recatado, pudoroso. Razonable, justo.
Fuente: Diccionario de la Real Academia Española

La tranquilidad es una las mayores conquistas en la vida. La mejor forma de conseguirla es aceptar siempre la verdad y actuar conforme a ella. Es un camino recto que, con gran rapidez, nos conduce a los mayores logros. La mentira es un camino lleno de curvas, piedras y baches. Además, lo que se consigue a través de ella, no dura. Es como un juguete defectuoso que a los pocos días deja de funcionar. El mayor peligro de los deshonestos es que, a fuerza de mentir, llegan a confundirse tanto que ya ni ellos mismos saben cuál es la verdad. Si dijimos algo que no era cierto o nos apropiamos de lo que no nos pertenecía, las otras personas lo sabrán y tendrán mucha precaución al acercarse a nosotros. Ello nos cierra las oportunidades. Pero en cualquier momento podemos hacer que la verdad brille como un reluciente objeto de plata.
 
Viviendo el valor

Todos estamos capacitados para reconocer qué acciones son buenas y distinguirlas de las malas: nos lo dice nuestro pensamiento y nuestro corazón.

Esa capacidad se conoce como “conciencia moral”. La honestidad consiste en vivir y expresar esa conciencia en cada momento, no mantener nada oculto, dar importancia a la verdad, ser transparentes para nuestros semejantes, no escondernos nada a nosotros, ni a las demás personas.
En otro sentido, la honestidad significa no querer apropiarnos de algo que no hemos
conseguido o que le pertenece a otro.

Al compartir ese valor estamos creando un ambiente de confianza y progreso.

Para la vida diaria

La verdad abre todas las puertas: exprésala con tu familia, con tus compañeros y amigos. Invita a quienes te rodean a que siempre lo hagan.
• Recuerda las promesas que has hecho últimamente. Si hay alguna pendiente, cúmplela.  No olvides que una promesa es un compromiso.
• Si cometiste un error acéptalo ante los demás: “Di una respuesta equivocada”.
• No te apropies de nada por medios indebidos.
• Si te prestaron algo hace mucho, devuélvelo ahora mismo.

Por el camino de la honestidad

• Reconoce lo que sientes.
¿Te molesta algo en la escuela o en la casa? ¿Te trata alguien de manera que no te gusta? Exprésalo ahora mismo. Quien dice la verdad conquista el respeto de los demás.
Todos aprenderán de tu valentía para hacerlo.


Conoce a:

Francisco Madero: Defensor de la democracia
(1873-1913)


En la lista de héroes y personajes de la historia nacional, Francisco Madero destaca por ser quien, renunciando a  recibir cualquier tipo de ventaja, dió su vida para defender los valores en los que creía: justicia y libertad para todos los mexicanos.

Miembro de una acaudalada familia del norte de México, consideró que las condiciones de la mayoría bajo la dictadura de Porfirio Díaz eran contrarias al bienestar. Según esa óptica, en vez concentrarse en un solo individuo, las decisiones y la riqueza debían estar repartidas entre todos. Tal era su idea de la democracia que expresó en el libro La sucesión presidencial de 1910.

Se propuso como candidato a la presidencia y fue encarcelado. Entonces hizo un llamado para iniciar la revolución el 20 de noviembre de 1910.

En mayo de 1911 Díaz renunció a la presidencia. Madero fue electo y llegó al poder
el 6 de noviembre.

RESPONSABILIDAD



Responsabilidad
Mini-relato: La Planchada
Fuente: www.valores.com.mx

Hace más de un siglo el Hospital Civil de San Luis Potosí se hallaba cerca del Templo de San José. A él acudían personas de todas las edades, aquejadas de distintos males. Allí atendían casos tan sencillos como un pie torcido y tan difíciles como una pulmonía, y a su alrededor surgieron muchas leyendas.
    

La más famosa cuenta la historia de una gran enfermera, toda una profesional, llamada Eulalia. Bonita, de ojos profundamente negros y mejillas sonrosadas, su uniforme lucía impecable, blanquísimo, sin una sola arruga. Era la primera en llegar y nunca se ausentaba. Pero lo que cautivaba a médicos y pacientes era su sonrisa y la dedicación a su trabajo: consolaba a los pequeños que lloraban, cambiaba las camas de los ancianos, aplicaba curaciones en las heridas y siempre tenía una palabra amable en la boca. Fuera del hospital se dedicaba a cuidar a su madre y a sus dos hermanos menores.
    

Procedente de la capital, un día llegó al hospital un nuevo médico, Joaquín, apuesto, inteligente y muy simpático. Eulalia lo conoció cuando él le pidió apoyo para atender a un herido de bala y de inmediato se enamoró de él. Salían juntos a pasear por la Alameda y planeaban su futuro común: tendrían una casa con jardín y varios hijos que jugarían en él.
Pero las cosas se dieron de otro modo. Un lunes Joaquín no llegó a trabajar y tampoco lo hizo los días siguientes. Inquieta, Eulalia acudió a la casa de huéspedes donde éste se alojaba y le preguntó por él a la dueña. La señora le respondió: “Se regresó a la capital para casarse con su prometida.”

 
Decepcionada y muy triste, Eulalia perdió su brillo. No era la misma mujer trabajadora y pendiente de los demás; a veces se quedaba dormida en pleno día y su uniforme lucía descuidado. En unos cuantos meses envejeció como si hubieran pasado años y cada vez le resultaba más difícil atender a sus enfermos, aunque jamás perdía la paciencia con ellos.
El viejo sanatorio se cerró y el personal fue trasladado a uno nuevo, el Hospital Civil Miguel Otero. Eulalia alcanzó a trabajar unos meses allí pero pronto cayó enferma: no podía dormir, se sentía débil y había perdido el apetito. Los médicos la revisaban una y otra vez pero nadie podía dar una explicación a su malestar que, en realidad, era resultado de la pena que sufría. Así siguieron las cosas hasta que Eulalia murió; tenía apenas 25 años.
    

Pero a las pocas semanas de su muerte ocurrió algo extraordinario. Una mañana, al conversar con el doctor de turno, un paciente del nuevo hospital le comentó “Anoche me dolió mucho la cabeza, pero una enfermera muy amable me dio una tableta”. El doctor se sorprendió, pues había velado allí y no había ninguna enfermera de guardia.
Desde entonces los reportes sobre esa mujer misteriosa se han multiplicado en ese y otros hospitales de México. Se dice que aparece cuando un enfermo se halla en peligro y no hay nadie para atenderlo, incluso se cree haberla visto en los quirófanos cuando ocurre una emergencia. Los médicos la apodan “La Planchada”… en realidad se trata del fantasma de Eulalia que regresa para seguir realizando las tareas que dieron luz a su vida y a las de los enfermos.

—Adaptación de una leyenda popular potosina.

Para reflexionar

  • ¿Qué actitud tenía Eulalia con respecto a sus obligaciones, antes conocer al doctor Joaquín?
  • ¿Era responsable Joaquín?
  • ¿Se justifica que una persona descuide sus obligaciones cuando está muy triste o se siente mal?
  • ¿Por qué crees que el espíritu de Eulalia regresa a trabajar?
  • ¿Te daría miedo encontrarte con su fantasma?
De la sabiduría popular
Caballo de buena andanza, ni suda ni se cansa.
Cuando alguien tiene buena naturaleza y decisión para hacer las cosas no se fatiga a pesar de los esfuerzos, por grandes que sean.